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Ciclo Académico 2003-I
Con la intención de verificar el origen, sentido y trascendencia de las modificaciones a la traza fundacional de la Lima virreinal, el autor recosntruye el proceso histórico de los atrios y las plazuelas de Lima. Queda así documentado el temprano origen de los atrios, de uso religioso y consagrado a la función de cementerio hasta inicios del siglo XIX, en que se cosntruye el Cementerio General de Lima. La aparición de las plazuelas es posterior y lo hacen a través
de la compra o recepción en donación de áreas correspondientes
a los solares ubicados al frente de las iglesias. Su función aparente
-no explícita-, fue la de brindar áreas útiles a
la feligresía, luego de las ceremonias religiosas, así como
también a las comodidades de representación y presentación
de los edificios religiosos en la traza urbana de la ciudad. Los estragos producidos por la transformación urbana sancionada a través del Plano Piloto de Lima en 1949, quedan demostrados por la sustitución del protagonismo de los edificios reliogiosos que presidían estos espacios y que serían reemplazados por los edificios de oficinas o vivienda que uno a uno, fueron transformando el tejido urbano y la proporción y escala de los espacios públicos.
Una revisión de las tecnologías constructivas utilizadas en los distintos tipos de edificaciones (domésticas y en especial las monumentales), en las distintas ocupaciones que van desde el Arcaico Superior hasta el Horizonte Tardío en los tres valles de Lima: Chillón, Rímac y Lurín. Sobre la base de un esquema metodológico ordenador se establecen los sistemas constructivos y los materiales. Se establece así que originalmente los sistemas en el ámbito
doméstico recurrieron a los materiales vegetales principalmente,
pero muy rápidamente desplazaron el interés a la piedra.
Sin embargo hay suficientes evidencias que demuestran los estragos producidos
por los sismos y que junto a la versatilidad y sentido práctico
de las construcciones en tierra, dan lugar primero a los adobitos cónicos,
luego a los cúbicos, posteriormente a los adobes propiamente dichos
para ceder el lugar a las experiencias con el adobón (tapial). Los procedimientos constructivos y estructurales comprenden las plataformas,
muros portantes, pies derechos de madera rolliza, y los tabiques divisorios
de quincha.
El trabajo demuestra elocuentemente que estas ciudades peruanas no fueron republicanas en su origen sino que surgieron con el Virreinato mismo, Arica a través de su fundación como Villa en 1542 y Tacana en los años setenta de ese mismo siglo como reducción indígena. La necesidad de una ruta cómoda de salida a la plata surperuana, y los servicios a las actividades conexas de la minería, fueron fortaleciendo la importancia de ambos centros urbanos que se repartirían funciones a lo largo del periodo virreinal hasta que la crisis minera a fines del XVIII, dará lugar a inicios de la República a la revitalización de la ruta comercial para unir las principales ciudades de Bolivia, el nuevo país que Bolívar inventaría en su afán de debilitar al Perú, sede del otrora poder Virreinal. La prosperidad del guano, pero sobre todo la explotación de los
nitratos en el Iquique peruano, dieron a estas ciudades una nueva oportunidad
de brillo, consolidación y desarrollo urbano, que las llevó
a su mejor momento, con edificaciones y tipologías nuevas, en sistemas
más duraderos como el fierro, capaz de enfrentar con mayor fortuna
los constantes terremotos que azotaban la región y que causarían
tantos estragos. Particularmente mortal el terremoto de 1868, que dejaría
huella en todo el sur peruano.
La investigación reconstruye el proceso que llevó a la adopción de las Unidades Vecinales como un modelo urbano para la vivienda colectiva. Hace referencia así a los principales antecedentes sobre la vivienda popular a inicios del siglo XX, pasando por las experiencias de la Vivienda Obrera de la Beneficencia, de la Junta Pro Desocupados y del propio Ministerio de Fomento. La aparición en 1937 de Fernando Belaúnde y su revista "El Arquitecto Peruano", introducen un nuevo impulso y una visión promotora de primera importancia cuando en 1945 es elegido Diputado y lleva a aprobación la política de Vivienda. La adopción de la Unidad Vecinal , como modelo urbano autárquico, había sido recomendado por los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, y en Latinoamérica, la labor de difusión la cumpliría los Congresos Panamericanos, influyente en el caso peruano, el realizado en su sede en 1947. Creada la Corporación Nacional de la Vivienda, y los fondos económicos correspondientes, se daría lugar a las realizaciones, y vendrían así primero la UV 3 (1946-49), en la Av. Colonial, que abriría paso a un conjunto importante de realizaciones que abarcan hasta 1985. Con algunas variaciones, las premisas son reiterativas, vivienda de mediana y alta densidad, grandes supermanzanas, separación del tránsito vehicular-peatonal, equipamiento colectivo centralmente ubicado. Los principales momentos de esta historia son, los orígenes en
la segunda mitad de los cuarenta, el primer gobierno del Presidente Belaúnde
entre 1963 y 1968 y el último periodo entre 1980 y 1985, en el
segundo periodo gubernamental del propio Belaúnde, ya en pleno
periodo crítico del paradigma urbano y arquitectónico de
la modernidad. |
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