El Portal Peruano de Arquitectura
 
     

<< REGRESAR A PÁG ÍNDICE



Adolfo Cordoba y Carlos Williams arquitectos





Casa D'Onofrio
Bianco - Córdoba - Williams arquitectos






Casa D'Onofrio
Bianco - Córdoba - Williams arquitectos






Casa D'Onofrio
Bianco - Córdoba - Williams arquitectos


Por: Arq. José Beingolea Del Carpio

El año que culmina nos deja en su pasivo la ausencia física definitiva de Carlos Williams León, tan reconocido en los cenáculos académicos como en los profesionales.

En sus años estudiantiles formó parte de aquella generación que en la Escuela Nacional de Ingenieros (ENI) en 1945, impulsó la reforma de la enseñanza de la arquitectura. Tal como lo testimonia Adolfo Córdova -su socio por buen número de años- se trató de un grupo que compartió gustos y sueños, volcándolos luego en una aventura que inicialmente no imaginaron pero que aceptaron de buen grado: la consolidación de la vanguardia arquitectónica de la modernidad, que tomó cuerpo en la Agrupación "Espacio" en 1947, una brillante tarea cumplida en el momento que ya salían de la Escuela, culminando sus estudios.

El grupo que terminó impulsando "Espacio" fue tan pequeño como valioso. Su estadía en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) -donde se gradúa de Magíster en 1953- lo alejó de nuestro medio. En 1949 inicia su labor como docente en la ENI, convertida luego en 1955 en Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).

Nacido en 1924 en puerto Eten, en el norte lambayecano donde se afincó su padre y que -como lo testimonia la entrevista que adjuntamos- tanta influencia tendría en alguna de sus personales elecciones: su dedicación a desentrañar el conocimiento y significado de la arquitectura de nuestra antigüedad.

Augusto Ortiz de Zevallos ha subrayado la paradoja de la vanguardia arquitectónica peruana que en su esfuerzo por instaurar la modernidad, defendió ciertas evidencias del pasado mejor que los propios Historicistas peruanistas, al tratar de encontrar respuestas satisfactorias frente a las extraordinarias evidencias del pasado, algo que lograron en el concepto -baste recordar su ardiente campaña contra la destrucción de la plaza de armas de Lima- mas no en el proyecto. Las mejores síntesis en éste ámbito vendrían por otra vía y con otros protagonistas. Pero ese es otro tema, lo que interesa aquí es entender la dedicación de Carlos Williams a la historia de nuestra antigüedad.

El devenir de la vanguardia intelectual y artística en los años cincuenta, conduce a cierto sector a la praxis política, más a la izquierda de Fernando Belaúnde que por sus propios caminos e imbuido de sus propias ideas derivaría en Acción Popular, políticamente más exitoso que el Partido Social Progresista en el que estarían involucrados algunos miembros notorios de "Espacio".

Gran momento, pues se trata de uno de los pocos en el que los arquitectos fueron protagonistas al más alto nivel.

El desencanto por los fracasos ante el intento de instaurar la modernidad -no el modernismo, o sea la arquitectura moderna convertida en estilo- y de consolidar el proyecto político, generaron la diáspora que en el caso de la sociedad Córdova-Williams los mantendría unidos y militantes activos en el campo profesional.

Es en ese tránsito donde su praxis derivó hacia un nuevo proyecto personal: el develamiento de los testimonios de nuestro más remoto pasado, en su complejidad territorial y urbana, al fin y al cabo Carlín era el Magíster en urbanismo graduado en el MIT con su tesis sobre "Unidades Vecinales de América Latina".

En su calidad de proyectista, junto a Adolfo Córdova, su producción obtendría importantes reconocimientos como el Premio Nacional a la Cultura "Chavín" en 1957 y el premio Tecnoquímica en 1965 por la Residencial FAP en Chiclayo y la Escuela Naval en el Callao, respectivamente.

Integraron el conglomerado de arquitectos que ganó el concurso para el Centro Cívico de Lima en 1967, uno de los hitos en la arquitectura moderna peruana. Tuvieron también una respetable trayectoria en la vivienda: Conjunto Nicolás de Piérola en Arequipa, Conjunto en la "Torres de San Borja", Conjunto "Julio C. Tello" en San Miguel, Lima.

Carlín formó además la consultora "Bustamante-Williams" con la que desarrollaría uno de los estudios más recordados de los años setenta: el Sistema Nacional de Mercados.

Ese perfil profesional junto a sus investigaciones en história lo acercarían también al tema de la conservación del patrimonio monumental premonitoriamente anticipado en su "Remodelación de la plaza de Santo Domingo" con que se graduó en la ENI en 1947, seguramente con un proyecto de acento moderno. En este ámbito tendría un desempeño importante (Comisión técnica Calificadora del Instituto Nacional de Cultura entre 1970 y 1981, Patronato de Lima entre 1990-2000).

Vale la pena detenerse en un punto. El perfil del Williams historiador era dúctil y reflexivo, se movía entre la teoría y la práctica, entre lo general y lo particular, entre lo racional y lo intuitivo; es decir no se inclinaba a la filología sino mas bien a la epistemología. Su preocupación se dirigía a los conceptos, a la revisión crítica y a la reflexión sobre las teorías, a partir de las visiones que sugerían las particularidades.

Así ocurrió con su demostración que para la civilización andina, la arquitectura era fuente de conocimiento suficiente, haciendo relativa la función que hasta ese momento -entre los setenta y ochenta- había tenido la cerámica, tanto en la datación y la cronología, como en la filiación, habida cuenta que la arquitectura en el espacio andino ha sido una manifestación más temprana que la cerámica.

Un testimonio final y reciente, en la Universidad Nacional de Ingeniería pude compartir con él la función de Jurado de una Trabajo de Investigación, y al momento de la deliberación argumentó con naturalidad su completa desconfianza por los dogmas de la metodología científica, apostando más por la intuición, la fenomenología y la praxis.

Así Carlín probablemente haya ido al encuentro de la Paqarina, alejándose físicamente de nosotros con la misma dignidad con que siempre había vivido, con la amable sonrisa que dosificaba. Desde aquí hemos querido recordarlo por siempre como Maestro.

6 de diciembre del 2004.


  REGRESAR ARRIBA